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7 enero 2023

Las importaciones europeas de gas de EEUU procedente del 'fracking' se disparan un 148% durante el último año

Edward Donnelly
Edward Donnelly
El negocio de la fracturación hidráulica, prohibida en la mayor parte de la UE por sus efectos medioambientales, se multiplica en Texas y Luisiana: al menos diez empresas europeas han firmado acuerdos de compraventa de GNL estadounidense en 2022. En la mayoría de los casos se trata de acuerdos por un plazo de 20 años y esta apuesta por el gas natural licuado cuenta con financiación de varias instituciones públicas europeas.
Es de noche en el oeste de Texas y las antorchas arden hasta donde alcanza la vista. Desde Big Spring a Balmorhea y hasta el sureste de Nuevo México, más de 4.500 pozos de fracturación hidráulica tapizan la provincia petrolífera más productiva del mundo y una de las principales fuentes de gas de lutita (también conocido como gas de esquisto). La perforación es desenfrenada en la Cuenca Pérmica, una región con el doble de superficie de Portugal y que produce el 22% del gas natural estadounidense destinado a los mercados nacional e internacional.

En Midland, la mayor ciudad de la región, todo habla del auge de la extracción: camionetas blancas, típicas de los trabajadores del petróleo y el gas, van y vienen y un cartel electrónico de un banco muestra el último precio del gas natural.

Un volumen creciente de gas de esquisto estadounidense se exporta en forma de gas natural licuado (GNL), siendo Europa el principal destino. La mayor parte de este GNL comienza como gas de esquisto extraído en las zonas de fracturación hidráulica de Texas y Luisiana. Después se transporta por tuberías hasta las terminales de exportación del Golfo de México, donde se licua a 162 grados bajo cero y se envía al extranjero.

Desde que la Administración Obama autorizó las exportaciones de GNL en 2016, más de 4.000 cargamentos han enviado unos 370.000 millones de metros cúbicos a 42 países. Siete terminales de exportación a gran escala están ahora en funcionamiento, y está prevista la apertura de más de una docena en la próxima década.

Esta industria estadounidense en expansión está cada vez más vinculada a los compradores europeos... y a su financiación. Un análisis de Investigate Europe –del que forma parte infoLibre como único medio español– revela que las empresas europeas han firmado al menos 33 acuerdos de compraventa de GNL estadounidense desde 2011, diez de ellos en 2022. Los contratos, la mayoría por un plazo de 20 años, implican a un importante número de empresas privadas y cuentan con financiación de varias instituciones públicas europeas.

Estados Unidos es ahora una especie de paraíso para los intereses europeos en el fracking, después de que la mayoría de los países de la UE prohibieran esta controvertida práctica por motivos medioambientales.

500 kilómetros al este de Midland se encuentra "French Land". Arlington es el epicentro de perforación de la multinacional gala Total Energies, a través de su filial TEEP Barnett. La empresa, que explota más de 2.800 pozos y 200.000 concesiones mineras destinadas en su mayor parte al mercado estadounidense, afirma estar "comprometida con la seguridad" y "entusiasmada" por estar en la región. 

Sin embargo, Ranjana Bhandari, residente en la zona, afirma que el gigante energético francés es “el peor” de todos los perforadores locales. Una estación de compresión de gas se encuentra detrás de tiendas y de un ambulatorio, y los pozos de fracturación hidráulica están situados ceraca de colegios y viviendas. Uno de los 31 pozos de Arlington, propiedad de Total, recibió el apodo de “Rocking Horse” (“caballo balancín” en inglés) y está situado a menos de 100 metros de una guardería del mismo nombre. Según un estudio reciente de la Universidad de Yale, los niños que viven a menos de dos kilómetros de las instalaciones de fracturación hidráulica de Pensilvania corren un riesgo entre dos y tres veces mayor de padecer una de las principales formas de leucemia infantil.

Cuando Investigate Europe preguntó por las preocupaciones medioambientales y de seguridad, un portavoz de Total destacó que la empresa “tiene un sólido historial de operaciones seguras y limpias en Arlington. Nos enorgullecemos de ser pioneros en la industria en lo que se refiere a seguridad e innovación para mejorar continuamente nuestra huella medioambiental y cumplir todos los requisitos locales y estatales de nuestro negocio”.

Bhandari, fundador de la asociación Liveable Arlington, no está tranquilo: “En 2018, 2020 y de nuevo en 2021 todas sus nuevas solicitudes en Arlington fueron para perforar cerca de guarderías. Me pregunto si también piensan en cómo impactará todo su fracking en la comunidad, en nuestros niños más pequeños”. El ayuntamiento aprobó recientemente la extracción de seis nuevos pozos por parte de Total sin celebrar una audiencia pública sobre los permisos.

Auge de las importaciones europeas

Sin embargo, estos temores parecen preocupar poco a Europa. El aumento vertiginoso de la demanda llevó a Europa a superar a Asia como principal mercado de importación de GNL estadounidense en 2021. En enero de 2022, el 44% del GNL que llegaba a Europa procedía de Estados Unidos. La escasez de suministro de gas natural, agravada por la reducción de las entregas de los gasoductos rusos, provocó un aumento de las compras en el "mercado al contado" de GNL durante el invierno de 2021-2022. Estos cargamentos tienen un coste muy elevado en comparación con el gas de gasoducto y contribuyeron en gran medida a la inflación impulsada por la energía en la UE.

Tras la invasión rusa de Ucrania, la Comisión Europea y EE.UU. anunciaron el 25 de marzo la creación de un Grupo de Trabajo sobre Seguridad Energética, que respaldó "volúmenes adicionales de gas natural licuado para el mercado de la UE de al menos 15.000 millones de metros cúbicos en 2022, con aumentos previstos en el futuro". Entre el 1 de marzo y el 31 de octubre, las importaciones comunitarias de GNL estadounidense aumentaron un 148% respecto al mismo periodo del año anterior.

Francia se ha convertido en el nuevo líder mundial de las importaciones estadounidenses de GNL, con 11.300 millones de metros cúbicos importados en 129 cargamentos en dicho periodo de ocho meses. Entre ellos, el Yiannis, con destino a Dunkerque, que fue el primer buque cisterna de GNL en salir de la terminal de Venture Global en Calcasieu Pass (Luisiana) el 1 de marzo.

"Por la noche, mi propiedad está iluminada como Las Vegas", dice John Allaire, residente en la zona, cuyos más de 300 acres de terreno costero están justo al lado de la terminal. "Literalmente, soy capaz de leer un libro aquí fuera algunas noches cuando se encienden por la noche". Desde marzo, los buques han salido de la terminal de Calcasieu hacia destinos europeos en Italia, España, Grecia, Croacia, Polonia, Reino Unido, Países Bajos y, más recientemente, Alemania.

En Brownsville (Texas), la huella de Francia es aún más clara. Financiado en parte por la entidad financiera Société Générale, con sede en París, el proyecto de la terminal de GNL de Río Grande pretende licuar y exportar gas natural de la Cuenca Pérmica y de Eagle Ford Shale. En mayo, la empresa matriz NextDecadefirmó con el gigante gasista francés Engie un contrato de suministro y compra de 1,75 millones de toneladas anuales durante 15 años. El Gobierno francés, accionista del 23,6% de Engie, intervino en 2020 para bloquear un acuerdo similar con Rio Grande LNG, por motivos medioambientales. BNP Paribas se retiró como financiador en 2018 tras una protesta pública sobre las preocupaciones ambientales.

Una explosión en junio en la terminal GNL de Freeport en Texas, que causó una bola de fuego de 137 metros y el cierre temporal de la planta, planteó preocupaciones de seguridad. Los activistas locales temen que la terminal pueda dañar el ecosistema costero circundante y se preocupan por los planes de respuesta y mitigación de emergencias.

Bill Berg, miembro del grupo Save RVG, afirma que "la idea de que debamos invertir en 30 años de GNL es una absoluta locura". Y añade: "El problema de construir nuevas infraestructuras es que no sólo van a industrializar el puerto, sino que también van a construir 48 kilómetros de gasoductos".

Francia se mantiene firme en su prohibición del fracking, acordada en 2011 y defendida de nuevo el pasado octubre por la ministra de Transición Energética, Agnès Pannier-Runacher. En respuesta al apoyo del expresidente Nicolas Sarkozya la investigación del fracking, la ministra declaró: "No comparto en absoluto su opinión porque el gas es un combustible fósil que contribuye al calentamiento global”.

Declaraciones de este tipo no se realizan en relación con los productos de fracking importados. Pannier-Runacher fue obligada en su día a abstenerse de las decisiones ministeriales relativas a Engie, dado que su exmarido es el presidente de Engie Global Markets. El presidente Emmanuel Macron también ha guardado silencio sobre el asunto de las principales importaciones de fracking de Francia. El Gobierno galo no respondió a las cuestiones planteadas por Investigate Europe.

Por su parte, un portavoz de Engie señaló: "La firma de este contrato, cuyas operaciones se espera que comiencen en 2026, es el resultado de largas discusiones con NextDecade, particularmente en términos de desempeño social y ambiental. NextDecade prevé, en particular, reducir en un 90% las emisiones de gases de efecto invernadero en la terminal de licuefacción mediante el desarrollo de un proyecto de captura y almacenamiento de carbono".

Europa, ávida de contratos de GNL

El GNL fue en su día fuente de tensiones en Bruselas, con Estados de la UE como Polonia y Lituania presionando para conseguir nuevos proveedores de gas. Otros, entre ellos Alemania, redoblaron la apuesta por las importaciones por gasoducto rusas al respaldar el Nordstream 2. La Estrategia de Seguridad Energética de la UE, aprobada en 2014, dio lugar a la financiación de terminales de importación de GNL en Polonia, Chipre, Grecia y Lituania. Solo la terminal polaca de Świnoujście recibió 332 millones de euros en subvenciones de la UE.

Mientras muchos Estados miembros de la UE prohibían la fracturación hidráulica en su territorio por motivos medioambientales y geológicos, las empresas europeas consiguieron los primeros contratos de importación de GNL de gas de esquisto estadounidense.

La planta de GNL de Cheniere Energy en Sabine Pass (Luisiana) firmó sus primeros contratos con Gas Natural en 2011 y con Total en 2014. Las empresas españolas Endesa, Iberdrola, Gas Natural Fenosa (ahora Naturgy), la francesa EDF y la portuguesa EDP Energias firmaron la mayoría de los primeros acuerdos de compraventa a 20 años para la terminal de Corpus Christi de Cheniere en 2014. Cheniere, el mayor exportador de GNL de EE.UU., cotiza en bolsa y tiene entre sus accionistas a fondos como Vanguard, BlackRock y Fidelity.

El sector recibió un nuevo impulso bajo la Administración Trump, con empresas estadounidenses presionando fuertemente para entrar en el mercado europeo. Un acuerdo comercial entre la UE y Estados Unidos en 2018 reforzó la cooperación en ciernes. Un documento de la Comisión Europea de la época afirmaba que el acuerdo pretendía desarrollar "infraestructuras clave que faltan e inversiones en Europa para mejorar el acceso al GNL... para convertir a EE. UU. en el principal proveedor de gas a Europa". Ese mismo año, la polaca PGNiG firmó tres contratos de suministro y compra de GNL estadounidense.

Y desde entonces se ha registrado otra oleada de contratos. Empresas francesas, noruegas, alemanas, suizas y holandesas han firmado acuerdos de compra desde 2020, duplicando prácticamente la cantidad de compromisos anteriores. La mayoría de los contratos comienzan a mediados de esta década y se extenderán hasta la de los cuarenta.

La capacidad de exportación adicional podría consolidar el nuevo papel de Estados Unidos como segundo mayor proveedor de gas natural de Europa. En la actualidad, el GNL representa más del 43% del suministro de gas natural de la UE, y cerca de la mitad procede de EE.UU. Los gasoductos rusos, que antes representaban más del 40% de las importaciones europeas de gas natural, suponen ahora menos del 10%.

Alemania acelera los proyectos de GNL

Por primera vez, el mayor consumidor de gas natural de la UE también apuesta por el GNL. El 19 de mayo de 2022, el Bundestag aprobó una ley que autoriza la cofinanciación del Gobierno alemán para la terminal de importación de Brunsbüttel. La terminal será explotada por la energética alemana RWE y la empresa holandesa Gasunie. La nueva normativa también aprobó la construcción de otras terminales flotantes de importación en el norte de Alemania, incluida la cofinanciación de una terminal de Uniper en Wilhelmshaven.

Pronto siguieron una serie de contratos de suministro de GNL estadounidense. En junio, EnBW firmó un acuerdo de 1,5 millones de toneladas anuales con Venture Global para exportar desde dos nuevas terminales previstas en Luisiana. En octubre, el acuerdo se amplió a dos millones de toneladas anuales. Un portavoz de EnBW declaró a Investigate Europe: "El gas natural licuado desempeña un papel clave en la diversificación de nuestros combustibles para la generación de electricidad y calor. Abre la posibilidad de nuevas fuentes para asegurar el suministro de gas de Alemania en la actual fase de transición energética y tiende un puente hacia un suministro de energía verde". El acuerdo, de 20 años de duración, se extiende de 2026 a 2045, fecha prevista por el Gobierno alemán para la neutralidad de carbono.

Un contrato de suministro de Uniper de "gas natural de origen responsable" y un "acuerdo catarí" para recibir cargamentos de GNL de la terminal Golden Pass de Texas se suman a la fiebre alemana por el gas de esquisto estadounidense. Los últimos contratos de GNL en Alemania se produjeron en diciembre, cuando la empresa británica Ineos anunció un acuerdo de suministro de GNL de 1,4 millones de toneladas anuales durante 20 años desde Port Arthur (Texas) para abastecer la nueva terminal de Brunsbüttel, al norte de Hamburgo. La energética alemana RWE cerró su propio contrato de 15 años por 2,25 millones de toneladas anuales desde Port Arthur. RWE no respondió a las preguntas planteadas por los periodistas.

Elida Castillo, una residente del área de Corpus Christi que trabaja para el grupo ecologista Chispa Texas, viajó a Alemania en los veranos de 2021 y 2022 para unirse a las protestas contra los proyectos. "En ese momento estaban luchando contra tres terminales de importación propuestas y ahora este año están luchando contra alrededor de 12 terminales de importación", denuncia Castillo. "Sólo ver la cantidad creciente de terminales de importación y cómo Alemania está acelerando estos proyectos también fue alarmante".

Con la llegada del Maria Energy en la mañana del 3 de enero, Alemania dio la bienvenida a su primer barco cisterna de GNL estadounidense procedente de Calcasieu Pass, en Luisiana. Fue el primer gran buque que descargó GNL en la nueva terminal flotante de Wilhelmshaven, operada por Uniper, recientemente adquirida por el Gobierno alemán tras su quiebra.

"Esta primera entrega de GNL confirma nuestras peores expectativas: Uniper está dando la bienvenida al gas de fracking desde una de las terminales más peligrosas para el medio ambiente de Estados Unidos", critica Constantin Zerger, responsable de energía y clima del grupo ecologista alemán DUH. "Esto supone una grave amenaza para los objetivos medioambientales y climáticos a ambos lados del Atlántico", añade.

Emisiones fugitivas

El fracking se está produciendo a una escala sin precedentes en Estados Unidos, que extrajo la cifra récord de 850.000 millones de metros cúbicos de gas de esquisto en 2021. El auge del GNL siguió impulsando esta tendencia al alza en 2022, sobre todo en Texas. La ausencia de regulaciones más estrictas para las emisiones de metano, así como la escasa aplicación de las normas existentes, han alarmado a los críticos. Los análisis de la NASA estadounidense y de  la Agencia Espacial Europea apuntan a numerosos incidentes de fugas de metano por parte de varios "superemisores" en la Cuenca Pérmica. Estas "emisiones fugitivas" podrían anular la ventaja comparativa de quemar gas natural frente al carbón, que emite hasta un 50% más de dióxido de carbono durante la combustión para la misma producción eléctrica.

Los representantes del sector citan la mejora de la tecnología y un control más estricto como formas de reducir el impacto de las fugas de metano a lo largo de la cadena de suministro. Un portavoz de Engie declaró a Investigate Europe que los niveles de emisión de gases de efecto invernadero pueden variar en función del productor y de las infraestructuras de transporte y tratamiento existentes.

"Los proveedores estadounidenses ofrecen un alto nivel de transparencia sobre los datos de producción/operación en comparación con otros mercados", añadió el portavoz. "El acceso a estos datos es la base esencial para el enfoque de mejora continua en el que estamos trabajando con nuestros socios estadounidenses".

El portavoz de EnBW, por su parte, indicó: "Obligamos a nuestros socios comerciales directos y también a Venture Global a cumplir las normas de derechos humanos y medioambientales de acuerdo con estos principios de conducta mediante una cláusula de RSC [responsabilidad social corporativa] en el contrato".

EE.UU. y la UE defendieron la viabilidad medioambiental de la cadena de suministro de GNL mediante fracturación hidráulica en la COP27 celebrada en Egipto en noviembre, y añadieron que "redoblarían sus esfuerzos" para reducir las emisiones de metano relacionadas.

Un portavoz del Gobierno alemán reiteró su compromiso con la reducción de las emisiones de metano, haciendo referencia a su adhesión al Compromiso Global de Metano, un acuerdo de la COP26 liderado por EE.UU. y la UE para reducir los niveles de emisiones globales de 2020 en un 30% para 2030. El portavoz reconoció que la producción de GNL puede "contribuir al calentamiento global", pero afirmó que es necesario aumentar el suministro de gas durante el invierno.

"El Gobierno alemán está haciendo todo lo posible para garantizar la seguridad del suministro para el próximo invierno, especialmente de gas natural", añadió en un comunicado. "Esto incluye, en particular, suministros adicionales de GNL de varios países proveedores".

En el suroeste de Luisiana, el auge de las exportaciones a Europa y más allá continúa a buen ritmo. Aquí, las terminales de exportación de Sabine Pass, Cameron y Calcasieu Pass constituyen la mitad de las exportaciones de GNL del país. En esta región propensa a las catástrofes están previstas otras tres terminales de exportación, junto con las de Port Arthur y Golden Pass, al otro lado de la frontera con Texas. La zona costera se ha enfrentado a cuatro grandes huracanes en las dos últimas décadas, y el aumento del nivel del mar está contribuyendo a una importante pérdida de tierras costeras en el estado.

Para James Hiatt, antiguo trabajador de una refinería de Lake Charles que ahora aboga por la calidad medioambiental de la región, el proceso de fracturación hidráulica "no es mejor que el carbón". "Esta idea de que el GNL es una especie de combustible puente, o que es un puente hacia una transición, son más mentiras para encerrarnos en la dependencia fósil que ya ha causado esta catástrofe climática", afirma.

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