La incineración se dispara
Cuanto más plástico producen los fabricantes, más residuos hay que eliminar. Aunque la capacidad de reciclaje está aumentando, los residuos plásticos se envían cada vez más a plantas incineradoras. Esto se debe en gran parte al consumo cada vez mayor. Pero también es consecuencia de la prohibición de importar residuos plásticos impuesta por China en 2018. En los dos años siguientes, la cantidad de residuos incinerados en la UE aumentó un 39%.
"Aquí habrá un poco de olor", advierte al periodista el director de la única incineradora de Hungría, Tamás Jászay, abriendo una puerta del llamado búnker de residuos: de varios pisos de altura, es el vertedero de la basura de Budapest, de la que picotean las palomas antes de ser engullida por hornos de hormigón que arden a casi mil grados. Los cuatro hornos queman una media de 1.000 toneladas de plástico y otros residuos al día. Al final no queda más que la escoria que se llevan los camiones y el dióxido de carbono que sube silenciosamente por la chimenea.
El impacto ecológico de la incineración ha sido analizado recientemente por el toxicólogo holandés Abel Arkenbout, a quien varias ONG encargaron que investigara la posible contaminación en los alrededores de plantas de Francia, España, Lituania y la República Checa. El estudio de diciembre concluyó: "También se encontraron mayores cantidades de contaminantes orgánicospersistentes peligrosos en la vegetación cercana a las incineradoras".
Cerca de 500 plantas de toda Europa quemaron residuos domésticos en 2020, según la asociación del sector CEWEP. Las instalaciones emiten 300 kilogramos de residuos por tonelada de basura incinerada. Estas cenizas son a veces tóxicas.
En Alemania, las empresas de construcción reutilizan los residuos de la incineración para pavimentar nuevas carreteras. "Las cenizas de incineración de residuos no están bien allí", avisa el ingeniero medioambiental Peter Gebhardt. "No sólo en las carreteras, sino también en los vertederos, las empresas de eliminación vierten parte de los residuos. Contrariamente a lo que se suele afirmar, las incineradoras no suponen la eliminación de los vertederos".
Y cada vez son más. Hay planes para construir 39 nuevas incineradoras en Polonia. Hasta ahora, el país cuenta con 10. Podrían ser cofinanciadas por el Banco Europeo de Inversiones, que ha destinado 1.300 millones de euros a la construcción de nuevas incineradoras. En la República Checa se construirán cinco nuevas plantas.
La vida media de una incineradora es de unos 25 años, y algunos municipios que ya las tienen están obligados a suministrar una cantidad fija de residuos o se enfrentan a elevadas sanciones. En esos casos, la consecuencia es que los ayuntamientos tienen pocos incentivos para clasificar y reciclar los residuos de forma más exhaustiva. "Imagínese que separan obedientemente sus residuos y acaban siendo demandados", afirma Janek Vähk, que estudia estos temas para la ONG Zero Waste Europe.
Sin embargo, el negocio de la incineración amenaza con dejar de ser lucrativo a partir de 2028. La UE incluirá entonces las plantas en el Régimen Europeo de Comercio de Derechos de Emisión, obligándolas a pagar por sus emisiones de gases de efecto invernadero. Pero las incineradoras seguirán quemando plástico en el futuro. Una de las razones es el propio envase.